¿Has
probado a no comunicar?
A ver si os suena: estás charlando con un par de amigos o familiares y uno de ellos saca su Smartphone y se pone a navegar
por el WhatsApp o por el Facebook ajeno a la conversación. ¿Cuál es el mensaje?
En las últimas semanas han sido
varias las personas que me han dicho la frase “no hay comunicación” refiriéndose a la relación con su pareja o
con algún compañero de trabajo. Después de pensar en ello tengo la idea de que aunque
las situaciones eran bien diferentes, todas ellas tenían algo en común: sí
había comunicación, aunque no la deseada.
Puede que esta idea me venga de
haber releído, hace poco, “Teoría y práctica de la comunicación humana” de Paul
Watzlawick, y de la necesidad de buscar ejemplos concretos a cada uno de sus
axiomas. En este caso, del primero: NO
ES POSIBLE NO COMUNICARSE
Este axioma viene a decir que, por
mucho que uno lo intente, no puede dejar de comunicar; ya que toda conducta, en
una interacción, tiene valor de mensaje, es decir, es comunicación. La
inactividad o la actividad, las palabras o el silencio, tienen siempre valor de
mensaje, influyen en los demás.
Una de las anécdotas que pone Watzlawick
para ejemplificar que toda conducta es comunicación ya que afecta a la conducta
es la siguiente:
“El hombre sentado en un taburete de un abarrotado
restaurante, con la mirada perdida en el vacío, o el pasajero de un avión que
permanece sentado con los ojos cerrados, comunican
que no desean hablar con nadie, y sus vecinos, por lo general ―capan el
mensaje― y responden de la manera adecuada: dejándoles tranquilos.
Evidentemente esto constituye un intercambio de comunicación en la misma medida
que una acalorada discusión.”
El otro día alguien me cuenta,
sobre sus amigos de la infancia: “Hace dos
años que no tengo noticias de ellos. Tengo sus teléfonos y direcciones, ellos
tienen los míos, pero ninguno hemos dado noticias en los dos últimos años.” Me
quedo con la idea de que la inactividad
y el silencio tienen valor de mensaje, pero ¿cuál es el mensaje?
Otro ejemplo, el de un amigo que es
comercial, y me comenta: “hay contactos
que simplemente ―caducan―, dejo una propuesta encima de su mesa, le hago un par
de llamadas de seguimiento y me quedo a la espera de respuesta. Pasan semanas,
pasan algunos meses sin comunicación y el contacto, simplemente, ―caduca―”. Aquí la
inactividad y el silencio también tienen valor de mensaje, ¿cuál?
Un caso bien diferente es el de una
amiga cuyo jefe no le coge el teléfono y apenas le responde a los e-mails. Esto
podría interpretarse como rechazo explícito
de la comunicación, y aun así ¿cuál será el mensaje?
Pero sin duda, el caso que
personalmente más me preocupa en esto de la no comunicación es la descalificación de la comunicación. Estoy
pensando en una persona con la que apenas consigo hablar de los asuntos de los
cuales me interesa hablar, por lo menos no al nivel de profundidad que a mí me
gustaría. Tiene el don de “¿Adónde vas? Manzanas traigo” y es maestra en el “Sutil
arte de no decir nada diciendo algo”. Pero es tan interesante que creo que merece un
apartado por sí solo.
Para acabar os animo a reflexionar
sobre dos o tres situaciones en las que pensáis que no hay comunicación: ¿qué
tipo de no comunicación hay? ¿cuál es el mensaje? ¿qué está en tu mano?
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